Lo vivido en Judizmendi, bajo un calor sofocante será de las semifinales, más emotivas a recordar.
Fue un partido increíble.
Antes de contar lo que vivimos, tengo que felicitar a Marianistas.
Aceptaron una dolorosa derrota, por cómo se produjo, con entereza y un saber estar elogiable. Y no era fácil digerir.
Si hemos tenido algún dime y direte, olvidado está y os trasladamos nuestra felicitación por vuestro enorme partido.
Cuando un equipo atacado por los nervios, jugando un baloncesto horrible y al borde de la histeria colectiva, pierde de trece a falta de cuatro minutos y pico, lo lógico es perder.
Pues todo lo contrario, los astros se conjuran para revertir la situación y la jugadoras se pusieron las pilas.
De repente, rebotean, corren y aciertan para forzar, una prórroga en la que superaron a un Marianistas abatido que no pudo frenar la reacción.
Como no puede ser de otra manera, se celebró el triunfo con enormes muestras de jolgorio y felicidad.
Paso a la final donde nos espera el Araba. Sin duda, claros favoritos por su potencial.
Nos dejamos llevar porque nos van a ‘cerrar acta’. Error, son muy buenas, y bien entrenadas, pero nosotras también. No debemos arrugarnos ante nada ni ante nadie.
Zorionak al Araba. Pero ojo, treinta y dos minutos tardasteis en cerrarnos acta.
Cada día estamos más cerca.