Lo que mal empieza mal acaba.  Un autobús para cuatro equipos que juegan a la misma hora los cuatro y nos lleva de Sologana a Olaranbe pasando por el Campillo y Olabide. Una eternidad y hemos llegado cinco minutos antes del comienzo, deprimente tras salir a las 10 y veinte. Sin energía no se puede ganar, otra vez será. Pero esto hay que vigilar, es ilógico y descentra a las de Rubén Pinedo, Aintzane y Oier Rivacoba.